Hala el gatillo del olvido,
salida necesaria a tanta
indiferencia.
La costumbre se dispara
en la boca.
Justo suicidio piensas tú
y afirmo yo.
Dos caminos virgenes,
un adios, las espaldas
se pierden en los tintes
de la existencia,
tiemblan con la luna
y se cuecen al sol.
Hala el gatillo,
vuelale los sesos
a la monotonía.
Si un día te encuentro
seré el amigo que ganaste
y tú la amiga que necesito,
pero nada más.
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