Sutil el terral
trayendo
olores lejanos
El mar dormido
inquietos
sus peces
La noche le ladra
a los astros
Sonidos difusos
entran
por la ventana
abierta y astutos
muertos que ríen,
levitan
y vuelven a morir.
Las horas
lentas, amotinadas,
avanzan cojeando,
se acuestan
a mi lado
y desdentadas
me hacen
sexo oral.
Sutil el chasquido
de sus lenguas
y el semen es río
corriendo por
las sombras.
Un letargo
oscuro vence
a mi insomnio
y me hace
dormir.
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