Todos los árboles están alegres, el viento los agita y la lluvia
los refresca del rigor del verano,
Los divide una línea ferrea por donde cruzan trenes apurados
rumbo a ciudades distantes.
Mojado camino sobre los rieles seguido por un felino naranja
que ruge a mis espaldas.
Dante y sus infiernos me esperan, descuelgo mi guitarra y rasgo
una canción inédita.
Todos los árboles están alegres,
los aviones vuelan bajos,
disparan sus trenes de aterrizaje
y como libélulas gigantes tocan
tierra.
Soy reo de la era, de mi mente y del
paisaje, voy descubriendo emociones
olvidadas y maneras distintas de ver
las imperfecciones de la existencia.
Tomen sus guitarras, cuando llegue
la noche haremos una flor roja
y cantaremos baladas.
Traigan flautas para que Dante
baile al borde de sus infiernos
y las ascuas salten eufóricas.
Que corra el vino como río
y emborrache a los árboles.
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