Un gordo poeta se asoma a la noche,
desesperado por calmar su asma,
descubre astros, efluvios de flores
y triste y cansado regresa a su cama.
La toz le aprisiona los pulmones,
una voz de mujer le grita, Lezama.
Góngora recita versos por los rincones
seguido de otros poetas fantasmas.
Un gordo poeta se asoma a la noche,
pensando en Paradiso y su trama,
en el viento un unicornio da coces,
y los cascos le golpean el alma.
Murió el poeta, obviado y pobre,
pero su obra no quedó olvidada,
late febril en el pecho de los hombres,
para que el mundo no olvide a Lezama.
Autor; Ernesto Ravelo
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