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lunes, 16 de noviembre de 2009

Mi deporte preferido

Fue un gran combate, Cotto se batió con gallardía a pesar del fuerte castigo que le propinó el mejor boxeador de todos los tiempos.
El filipino no le dio respiro y concluyó fresco como una lechuga.
Hace años en un pueblecito de Cuba nombrado Limones fuí testigo de una pelea de guajiros bien machos y intoxicados de ron.
Recuerdo que discutieron por un dinero de apuestas de gallos y se desafiaron a pelear
en el camino polvoriento.
Uno era un tipo grande, sanguíneo y musculoso, el otro era un hombre bajito, y delgado.
Se quitaron las camisas,y el primer gladiador le dijo al otro.
Estás seguro que te quieres fajar? Mira que te voy a partir la cara y no quiero que digas después que soy un abusador.
El otro le fue pa arriba y comenzó la pelea.
El flaco esquivó los potentes golpes de su rival, le tiró un gancho al hígado y cuando se dobló de dolor le dio una trompá en la frente que lo puso fuera de combate.
Todos los presentes nos quedamos atónitos, al guajiro hubo que echarle agua en la cara y echarle fresco con un cartón para revivirlo.
Moraleja
Fuerza y pegada son dos cosas diferentes.

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