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domingo, 16 de octubre de 2016

Vaterko y el rey de los toldos V

La criatura clavó sus garras en mis costados, sentía su fétido aliento junto a mi cara, reía y luego lanzaba mugidos que hacían eco en el bosque.
Comenzó a aletear con fuerza levantandome del suelo.
Entonces con mi mano derecha sujete con presión la flecha y dando un fuerte jalón la saqué de mi hombro lanzando un grito de dolor y la clavé hasta mi puno en la garganta de la alada criatura.
Escuché un ronco estertor, su sangre comenzó salpicar mi rostro, su peluda cabeza giraba tratando de quitarse la flecha, lanzaba aullidos de dolor dejando al descubierto las dos hileras de afilados dientes, su mirada era lava en la mía.
Me di cuenta que perdía altura, aleteaba desorganizadamente, y me preparé para la caída que fue amortiguada por el batir de alas.
Una ves más cayó sobre mi ,aferrado a mi carne y trató de morderme la garganta, pude levantar las piernas y empujarlo por su velludo pecho empapado en sangre.
Logré safarme de una de sus garras, el sangrar de mis heridas bajaba a la arena,
le di puñetazos en su rostro.
Cayó a mi lado convulsionando, los estertores de la muerte lo cercaban y escuché su risa lánguida y lejana.
Quedó inmóvil y boca arriba con los ojos desorbitados y sanguinolentos fijos en  el estrellado cielo.
Mis dedos sacaron sus uñas enterradas en mi piel y descubrí con horror que dos de mis costillas al costado derecho estaban afuera.
Estaba mal herido, me puse en pie trabajosamente, una fuerte punzada brotaba de aquel hueco abierto por las garras, lo cubri con las palmas de mis manos y me adentre en el oscuro bosque andando en zigzag y desorientado.
A unos quince metros caí de rodillas dando arcadas , vomite y caí sobre un húmedo colchón de hojas y allí temblando y quejandome, esperé la muerte.

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