Adoro mi cuarto umbrío,
testigo de mis poemas,
consolador de mis penas
y carcel de mis suspiros
Adoro esperar la noche
frente al oscuro teclado
siendo del verso esclavo,
disfrutando de su goce.
Adoro abrir las ventanas
y darle un grito al silencio
escuchando como el viento
trae tañidos de campanas.
Adoro andar por las calles
cuando el mundo reposa
bajo una luna espantosa,
cortejada por celajes.
Adoro a las putas marchitas
y el sonar de sus tacones,
regresan cantando canciones
que aprendieron de chiquitas.
Adoro los gatos furtivos
señores de los tejados
y a los locos callados
que miran a los mendigos.
Adoro las negras fachadas
de la ciudad misteriosa
y a una muerta hermosa
que suspira enamorada
Adoro regresar cuando el sol
despierta a la gran ciudad
y hundirme en mi lecho en paz
con los hombres y con Dios.
Autor;ERG
No hay comentarios:
Publicar un comentario