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domingo, 11 de septiembre de 2016

Una breve historia subterránea

Existe el pastel intocable que los duende antiguos guardan en una alacena de hojalata en los subterráneos de sus reinos.
Lo se porque una madrugada seguí a Vielka la duende desde mi cama a la entrada secreta que da paso a su mundo.
Su padre me esperaba fumando picadura aromatizada frente a su casa rosada.
Siéntate- me dijo con tono imperativo.
Lo hice,nervioso
Es cierto que mi hija está embarazada?
Ella sabrá- le respondí casi en un susurro
Humano insolente- estalló rojo como la grana- la sedujiste con tus artimañas.
Su hija y yo nos amamos.
El duende dio una larga chupada a su pipa, sus ojos saltones lagrimeaban.
Tienes que llevarla a tu mundo- ,y mirando a su hija que lloraba queda en un rincón le dijo con aflicción.
Violaste el código de no contacto con humanos, ve con él y nunca más regreses, las entradas secretas serán cambiadas.
No padre, soy tu hija, perdoname-clamó Vielka temblorosa.
Yo me quedo en su mundo- dije con resolución- mis padres murieron y no tengo hermanos, quiero tener hijos con su hija.
El duende estuvo de acuerdo y una comitiva me llevó a contemplar el pastel intocable que será devorado el día que la raza humana deje de existir y los duendes aband sus subterráneos y suban con sus tesoros para verlos brillar al sol.

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