Vienes agotada, te beso y te refugias bajo sábanas tibias, duermes un sueño intranquilo que yo velo durante dos
horas.
Despiertas malhumorada, maldiciendo mi presencia y me marcho a dar un paseo por ahí.
Cuando regreso juegas con el gato acostada en la alfombra, me sigues, vas dejando un rastro de ropa y
desnuda te entregas a mis ganas sin notar a través del cristal, el gris deprimente de los suburbios.
Desde la terraza contemplo un pedazo del mundo mientras bebo una taza de buen café y escribo poesía y comentarios para compartirlo con mis semejantes.
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jueves, 24 de noviembre de 2016
Neurosis
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