No cesa de llover sobre la tarde brillante.
Las mujeres van rumbo al mercado bajo sus paraguas,
locuaces como siempre.
No cesa de llover y los niños resbalan en los charcos,
chillan y no le temen al rayo.
Aparece un hombre con el torso desnudo y una ensarta
de pescados comprados en el puerto.
No cesa de llover, mi vecina saca con la escoba
el agua de su portal mientras yo la atisbo y la desnudo.
Las gallinas se pasean en busca de lombrices y un papel
navega rumbo a la nada.
No cesa de llover y el mundo es de ranas y sapos.
Un cerdo se revuelca en el lodo, ajeno al cuchillo,
mientras un mercante estremece los almendros.
No cesa de llover, la lluvia cae dando alaridos,
asesina de polvos y limpiadora de tejados.
El chino Pedro y su mujer, corren por la avenida,
sonrientes, bebiendose las gotas que se le posan
en los labios.
No cesa de llover,la humedad se adueña de mis huesos,
y me alejo de la ventana llevandome en mis retinas
todo el acontecer de la existencia.
No cesa de llover.
Autor; Ernesto Ravelo
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