Casi anochece y espero que escampe
bajo la mole de este edificio ecléctico.
Al frente el parque y el teatro,
longevo, desafiando el nuevo siglo.
Pasan las viejas presurosas, cobijadas
por sus sombrillas,desaprobando
con sus cabezas a un grupo de niños
que chapotean en los charcos.
Las campanas de la catedral tañen,
se prenden las luces que contentas
se bañan en la calle de San Fernando.
Un perro errante se acurruca en mi pierna
y le doy a lamer la sal de mis manos,
agradecido mueve la cola y se marcha.
Una niña se zafa del brazo de su madre,
y corre a recoger una flor abandonada,
sonríe y se la engancha en la oreja.
Ya es noche, escampa y me quedo extático,
sumergido en esta paz única.
Pasan los autos, antiguos,clásicos,
humeantes.
Tomo la acera,y me sumerjo en el bulevar
rumbo Al Prado.
1 comentario:
Tiene algo de crónica y entrañable este poema.
Un abrazo,Ernesto
Publicar un comentario