El súcubo arriba cada noche,
suspira y se mete bajo
mi piel.
Busco su boca y lentamente
bajo hacia su geografía
endemoniada.
Bebo de sus fluídos, extasiado
por su belleza.
El muy pervertido roba mi semen,
bate sus alas y regresa
a su mundo color ocre.
Autor; Ernesto Ravelo
No hay comentarios:
Publicar un comentario