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jueves, 7 de julio de 2011

La bestia

La habitación luce desordenada,
la lámpara de noche encendida,
son las once y treinta de una
mañana lluviosa, oscura.
Un libro de ángeles descansa
sobre la biblia y esta sobre
la mesa y esta sobre la alfombra.
Escucho un rugido a mis espaldas,
me vuelvo y descubro a un oso
parado sobre mi cama con las fauces
babeantes y las garras listas
para rayarme la piel.
Dejo que me abra el vientre,
se alimente de mis visceras
y beba sangre.
Floto, alcanzo el techo,
lo adorno de coágulos.
De mi garganta brota miel
y cae sobre el hocico
de la bestia.

Autor; Ernesto Ravelo

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