Marigold, vivo enamorado de tu todo,
pensandote junto a la furia del mar,
y en la paz de puertos dormidos.
Marigold, dime si un día de estos
podré mirarme en tus ojos y naufragar
en tus labios encendidos.
Es tiempo de recorrer tu geografía,
descubriendo parajes de pasión,
es tiempo de vivir tantas delicias
sumergido en esta devoción.
Marigol, aspiro tu perfume embrujado
te busco por las calles bajo el sol,
esculpo tu figura sobre el marmol
y la abrazo loco de amor.
Busco las caricias de tus manos,
sus tibiezas calman mi dolor,
y me duermo sobre tu regazo,
escuchando tu voz.
Autor; Ernesto Ravelo
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