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jueves, 20 de octubre de 2016

Vaterko y el Rey de los toldos Vl

Escuché voces, abrí los ojos, luces brillantes y de un tono verdoso me rodeaban, flotaban sobre mí , subían, bajaban y se desplazaban en todas direcciones.
Me di cuenta que estaba acostado y traté de incorporarme pero varios brazos me lo impidieron.
Donde me encontraba?
Debe ser las mansiones subterráneas donde habitan los muertos -pensé.
Aquellas manos que me sujetaban eran muy blandas y gelatinosas, pude distinguir confusas figuras y creí ver los verdes resplandores a través de ellas.
Las extrañas luces seguían flotando en la penumbra, un olor a menta lo saturaba todo.
Dónde estoy- pregunté con voz débil- quiénes son ustedes?
Las inquietas luces subieron y quedaron estáticas iluminando una amplia habitación, vi unos hombres y mujeres sumamente delgados, no me había equivocando, eran criaturas transparentes de piel ambar y grandes ojos de un azul intenso.
Murmuraban entre ellos frases entrecortadas que no pude entender, una mujer de larga cabellera roja y labios grandes y gruesos habló en mi lengua.
Curamos sus heridas con plantas mágicas y refrescantes del bosque- dijo y vertió un liquido amentolado en mis heridas.
Arde-le dije apretando los dientes.
Arde y sana- respondió ella limpiandose los largos dedos con un paño atado a su cuello.
Alzó un brazo y tomando una de las luces la acercó a mi costado y miró con detenimiento, entonces supe que las luces se trataban de libélulas gigantes.
Quiénes son ustedes- insistí curioso.
Somos los duendes de la transparencia, los bosques son nuestro refugio  y si deseas regresar a tu mundo no hagas preguntas, es de mala educación.
Comprendí el mensaje, cerré los ojos
y comencé a contar mentalmente nubes veloces mientras consideraba que aquella advertencia demandaba de mi sabiduría.
La imagen sonriente de mi padre se hizo presente aprobando mi silencio.

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