Vi tus huellas fosforescentes en las arenas del desierto
y supe que tu nave estaba oculta
bajo el calor del Sahara.
Esperé tu presencia sin inmutarme,
sin hambre y sed.
Apareciste con un halo de sublimidad,
desnuda y violeta en busca de mi falo,
una llamarada era tu mirada eufórica,
y bajo los astros hicimos sexo intergaláctico.
Desde la terraza contemplo un pedazo del mundo mientras bebo una taza de buen café y escribo poesía y comentarios para compartirlo con mis semejantes.
Entrada destacada
Pobre trovador
He aquí la historia del hombre que no supo escapar de una ideología funesta, era un poeta y con su guitarra a cuestas compuso canciones a l...
lunes, 31 de octubre de 2016
Sexo intergaláctico
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario