La mosca zumba junto al oído,
tratando de decir tantas cosas,
pero la mano trata de derribarla.
Se aleja y se posa sobre el pan,
recorre su geografía contemplando
al niño que desayuna presuroso.
La madre entra a la cocina, despeinada,
sin maquillaje,derrochando bostezos.
La mosca se posa en sus labios,
la mujer lanza palabrotas y la persigue.
El niño termina su desayuno se cepilla
los dientes y marcha a la escuela.
La madre se maquilla sin ganas, toma
las llaves del auto y desaparece.
La mosca queda sola, dueña de la casa,
se va al fregadero y se regodea
en los platos sucios.
Saciada su hambre sube al techo, bosteza
y se duerme.
Autor; Ernesto Ravelo
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