Cuando el viento dobla en las esquinas,
lleva en su boca papeles inservibles,
polen y semillas viajeras.
Se cuela bajo faldas, palpando traseros
y vaginas.
Luego se masturba en los tejados.
Truena en la lejanía y el viento muge,
golpea las ventanas y despeina
los árboles dorados de la avenida.
En sus lomos invisibles cabalgan musas
desdentadas en busca de un colchón
de nubes.
Cuando el viento dobla en las esquinas,
escupe sobre el mundo saliva muda,
y ríe mientras se hunde por los brocales
de los pozos callados.
ERG
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