El poeta me dijo de forma imperativa.
Escribe un poema excelente.
Prendió su habano y se fue al portal.
Y mi pluma escribió lo siguiente.
La excelencia no pertenece al humano,
imperfecto, egocéntrico y vanidoso.
Regresó el poeta leyó lo escrito
y de sus ojos color mar, brotó lluvia.
Ernesto Ravelo
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